Estuve en México

Estuve en México, sí, lo sé, en tiempos de pandemia y con tapabocas, muchos museos cerrados y experiencias truncadas, pero estuve en México. Caminé, vi, respiré, exploré, me cansé, en mis pies se hicieron ampollas.

Estuve en México, probé comida distinta, vi paisajes y vegetación diferente, escuché acentos diversos, aprendí palabras nuevas, conocí a alguien, conocí a muchos.

Estuve en México, escribí mientras estaba quizás una o dos veces, me entristecí, pensé que ir y ver y explorar y vivir sería suficiente para raudales de palabras, pero no, fui una esponja absorbiéndolo todo, ¿sabes? como la planta que se traga toda la luz para dar verdor luego, para dar fruto, flores, para crecer y para que sus raíces hacia abajo se extiendan y lleguen al arroyo, rompan la roca, se agarren de la roca.

Estuve en México y el primer día después de regresar me senté y no pude levantarme, papel apoyado en las piernas, apoyado en las paredes, en la mesa, tinta, grafito, tecleo. Fueron doce, quizás trece. Fueron frases inconclusas a las que quedé en re-visitar. Fueron poemas completos también, fieles a mí. ¡Fue tanta acumulación de inspiración y vivencias!

Me han dicho que se nota, que se ve que llegué iluminada, que llegué inspirada. Y es cierto; ir, ver, explorar, después dar. Confirmó lo que leí en algún lugar: Una mente que se expande con nuevas vivencias jamás podrá regresar a sus viejas dimensiones.

Foto de Javier cruz encontrada en https://www.pexels.com/photo/brown-concrete-tower-2239844/