¿Y si no existo?
¿Y si no me encuentro en ninguna esquina que busque?
Temí por mí.
Miré a Alejandra y Storni, temblé.
¿Y si mis risas no son tan ciertas?
¿Y si los vecinos que gimen
y la lluvia que cae afuera tampoco es cierta?
Es abril.
¿Y si los meses tampoco son ciertos?
Temo por mí.
Yo no soy ellas,
no tengo puentes de donde lanzarme,
ni escucho voces en las noches.
Las voces que escucho son reales.
La gente que hace el amor del otro lado de la pared es real.
Si saco la mano por la ventana me mojo.
Abro la ventana que nunca se abre,
la lluvia está lejos, del otro lado de la canal del techo,
mis brazos son cortos de este lado de mi cuerpo.
Mi cuerpo…
podría dudar de mucho pero no de mi cuerpo.
Este cuerpo no se pasea por otra vida,
ni está a salvo de las tendencias.
Y la poesía…
tampoco puedo dudar de la poesía,
la poesía me sobrepasa,
cuando su haz de luz toca mis ojos yo sé que existo,
no tengo que hurgarme ya en ninguna esquina.