La utilidad de lo estúpido

Manejando a una cita médica entro en pánico. El pánico no es por mi salud, ni por un diagnóstico, ni siquiera por el olor a clínica. Manejando, como siempre, observo cada tres minutos el GPS del teléfono, y la barra medidora de batería en color rojo. Bajo el volumen para ver, porque música y ojos no se llevan bien en situaciones delicadas. Pánico de no saber a dónde ir sin GPS, por más que cada mes tome la misma ruta, no sé realmente a dónde voy, hasta que llego.

no sé realmente a dónde voy,

hasta que llego

Siempre, en estas situaciones, agradezco a la mente brillante que inventó esta cosita que nos dice por dónde doblar para alcanzar el destino propuesto. Algunos estudios dicen que la dependencia al sistema de geoposicionamiento global nos ha limitado el sentido de orientación y la capacidad de prestar atención a detalles. No lo dudo. Pero tampoco dudo que mi sentido de desorientación e incapacidad de atención se hubieran igualmente agudizado con o sin mapa electrónico que se mueve y habla sobre la pantalla que canta y a la vez me enseña la cara de mi madre de este lado del mundo que parece que es el otro lado, como si el mundo fuera un papel doblado en dos, o estrujado y lanzado a un latón de basura. Yo estoy en una esquina arrugada y los demás están en la otra cara del papel.

como si el mundo fuera un papel doblado en dos

Las cosas en la vida se deben apreciar, por simples que sean. Por ejemplo, el sostenedor del teléfono a la vez sostiene mi gps que llevo a la altura de las costillas y observo de reojo cuando tengo las manos en el volante. Mi padre dice que gasto en estupideces. Las cosas dejan de ser estúpidas cuando reportan alguna utilidad. Y permítanme ser sincera, es cierto que gasto en estupideces, como la aspiradora de mano que vive en el maletero, o el descongelador/ limpiador de hielo de cristal.  Pero ambos dicen algo de mí.

Las cosas dejan de ser estúpidas cuando reportan alguna utilidad

La aspiradora dice que la alfombra del carro tiene hojas y tierra traída por mis zapatos por andar en lugares donde hay hojas y tierra. El limpiahielos dice que vivo en un lugar frío y que soy impaciente porque no puedo esperar el derretimiento del hielo del parabrisas a su debido tiempo, o que siempre ando apurada, porque siempre me levanto tarde, porque siempre duermo tarde, porque me gusta escribir, leer, hablarle a Yoko, bañarme tarde, tener ojos de búho, googlear el caso de Elizabeth Holmes a las 2 de la mañana. Todo eso dicen las estupideces que compro, así que alguna utilidad tienen.