Etiqueta: vida
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En Cuba dicen muchas cosas
Cuenta Peri Rossi en “Fantasías eróticas” que detrás del estadio del Barcelona, en la Ciudad Condal, se juntaban los travestis en espera de sus clientes: empresarios decentes y banqueros, hombres de familia. Cuento yo ahora que detrás del asilo de ancianos de mi ciudad, se juntaban también los travestis a esperar a sus clientes. Todo…
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Una presencia benigna
A veces tomaba el lápiz, se miraba al espejo, hoja prensada debajo del borde de la muñeca. Sentada, miraba el papel, blanco, liso, como el cristal que tenía enfrente. Pasaba el lápiz por las curvas del rostro, el perímetro de la ESE de la ceja derecha bajando por la nariz a la fosa nasal izquierda,…
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«The First» sin desenlace
La última vez fue con alguien que conocí durante unas vacaciones. Al año regresé sólo para eso. También tomamos algunos tragos desde una terraza y fuimos a ver unas cascadas. La despedida en el aeropuerto fue como ninguna despedida que haya tenido: un beso, y sin nos vemos. A veces nos saludamos y hablamos de…
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La utilidad de lo estúpido
Manejando a una cita médica entro en pánico. El pánico no es por mi salud, ni por un diagnóstico, ni siquiera por el olor a clínica. Manejando, como siempre, observo cada tres minutos el GPS del teléfono, y la barra medidora de batería en color rojo. Bajo el volumen para ver, porque música y ojos…
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Ámbar
Hoy vi a un hombre cantando mientras llevaba una bolsa de pizza a su destino, vi un hombre del otro lado de un camión de comida llamando “beautiful “ a un bistec, y a un anciano deshierbando su jardín con tanta delicadeza como se le pasa la mano a un recién nacido por la cabeza.…
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Este jugo sabía que yo no lo quería
Lo último que queda, el fondo, lo miro y pienso para mí: «no me gusta el desperdicio». Lo observo, me veo en el reflejo de él, hecho fondaje. Estiro la mano desganada y levanto la jarra por inercia. Ahí está mi vaso, indolente, insufrible. Muevo la muñeca, ladeo y no busco el ángulo, solo quiero…
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Ford del 2006
Ver a mi papá sonreír dentro de su nueva camioneta Ford, negra, alta, de llantas infinitas, como le gusta, de asientos de piel, del 2006, escuchando a Idilio primero, luego a Despacito en voz de Roberto Carlos. Verlo mover las manos de la forma que la gente sentada lo hace para expresar que están bailando…